"Cuando cerré los ojos, estaba en un barco pirata"
-¡Viento en popa y a toda vela!-Gritaba Jack
Yo me hallaba en un camarote bebiendo ron y compartiendo hazañas con la tripulación.
Surcando mares, saqueando aldeas, visitando burdeles y haciendo negocios con las prostitutas.
Me acostaba con hombres y con mujeres, no era dada a quejarme del tipo de carnes que se me ofrecía.
Pero, ¿Qué hacía Jack Sparrow ahí? ¿Por qué mi barco era la "Perla Negra"? La inocencia de Disney no pegaba en absoluto con mi lujurioso sueño.
Mis harapos dejaban los pechos al descubierto, llenos de sudor y mugre reseca que había de limpiar con la lengua.
Se hizo tarde en el camarote cuando Jack apareció con un apice de arrepentimiento en su cara.
Como si hubiese hecho algo de lo que sabe que se va a arrepentir.
-Dime, Jack. ¿Qué coño has hecho ahora?-Pregunto.
-¿Vas a seguir queriendome si te lo digo?
Río, curiosa.
Sin ninguna duda está borracho y se ha tomado todo el ron que quedaba en la bodega. Eso es lo que le ocurre, se arrepiente de haber dejado a media tripulación sin su bebida favorita.
Ahora tendríamos que cargar con hombres incontinentes, sedientos de alcohol y putas, farfullando por lo bajo que su capitán es gilipollas y trabajando a regañadientes.
-Ya lo sé.-Digo mientras me coloco el pelo tras la oreja.-Te has bebido las últimas botellas de ron y ahora vienes a suplicar que pida perdón por ti a tus hombres.
Se encoge de hombros.
-No, lo que quiero es que me consigas más ron para que no me tiren por la borda. O quizá sea eso lo que tu deseas, que yo muera para así poder hacerte la capitana de este barco.
-Quizá.
-¿Quizá?
Asiento.
Me levanto delicadamente y paso un dedo por sus barbas descuidadas mientras siento su respiración jadeosa por mis manos.
-Tranquilo.-Digo.-No me interesa por el momento ser la capitana de este barco. No tengo ganas de acarrear con semejante responsabilidad.-Le doy un golpecito en la espalda.-Pero que no te quepa duda que si algún día lo veo conveniente, te mataría yo misma, con mis propias manos. No esperaría a que nadie te tirase por la borda.
Jack abre mucho los ojos y expulsa humo de la cabeza a la misma velocidad que fuego lanza un dragón.
Justo cuando se dispone a contestarme, uno de nuestros tripulantes entra al camarote. Muy nervioso, con la cara pálida e inexpresiva.
-¿Qué demonios te pasa?-Pregunta Jack.
-Nos han robado la pólvora.-Contesta el tripulante.-No queda nada y están a punto de atacarnos.
Abro la puerta tan rápido como puedo y corro hasta la cubierta. Jack me adelanta como un leopardo.
Nos encontramos a toda la tripulación peleando entre sí, y a unos cuantos hombres desangrados quiénes no logro percibir si están heridos o muertos.
Jack se sube a uno de los cañones y pega una voz que hace parar el enfrentamiento.
Todos sus hombres, avergonzados, agachan la cabeza y escuchan atentamente sabiendo que después de la charla venidera, tendrán su merecido castigo.
Agarro a Rober, nuestro contramaestre* y corremos a auxiliar a los heridos, con la suerte y la desgracia de que dos de ellos esán vivos, pero los otros dos están muertos.
Rober y yo nos miramos incrédulos, abrimos tanto la boca que se nos cae la mandíbula al suelo.
-¿Pero qué cojones ha pasado aquí?-Pregunto sin obtener respuesta.
-Tenéis hasta que anochezca (que será apróximadamente en quince minutos) para que alguno de vosotros cante como un pajarillo y me diga qué ha pasado en este barco. Si no obtengo respuesta hasta entonces, cogeré ese ancla, os ataré uno por uno a ella y os dejaré hundir al fondo del mar. Luego os veré flotar en descomposición, como carroña para los peces.-Dice Jack muy firme mientras mira a todos sus hombres.
El maestro de artillería* da un paso adelante, con los harapos hechos trizas y con un río de sangre surcando la mitad de su rostro.
-Capitán.-Comienza formalmente.-La pólvora ha debido robarla algún hombre de esta tripulación y, con mis debidos respetos, si usted hubiese estado más atento en lo que sucedía a cubierta en vez de preocuparse por cuánto ron quedaba en la bodega, quizá no habríamos llegado al extremo de matarnos los unos a los otros.
Jack se lleva una mano a la boca, avergonzado por el comentario.
-Luego hablaremos de eso último.-Contesta.-Primero cuéntame...¿Por qué crees que alguien aquí ha robado la pólvora? ¿Qué gana haciendo tremenda estupidez?
-Creemos, capitán, que el individuo que la ha robado, esta abasteciendo a otro barco pirata.
Me levanto y corro hasta el hombre.
-¿Nos estás diciendo que tenemos a una rata traidora en nuestro barco?-Pregunto.
Saco mi revólver del bolsillo trasero.
-Si oficial* y el barco enemigo que se nos aproxima es el suyo. Está doblemente abastecido, su pólvora más la nuestra.
Se me para el corazón y miro a Jack sin saber qué hacer.